miércoles, 15 de junio de 2011

Afianzamiento de la recuperación con riesgos a la baja en Estados Unidos:



La debilidad de los balances de los hogares, del sector financiero y del gobierno continuará empañando las perspectivas de crecimiento.  Estados Unidos parece estar recuperandose, pero aún predominan los riesgos a la baja. Es probable que las brechas del producto y del empleo vayan cerrándose apenas de a poco.

La economía estadounidense registró un crecimiento superior a la tendencia, de 2,8%, en 2010. Tras arrancar con fuerza gracias a un enorme impulso de los inventarios, el crecimiento se enfrió considerablemente a fines de la primavera, justo en el momento en que las tensiones de los entes soberanos europeos comenzaban a sacudir a lo mercados financieros. Sin embargo, aunque se hablaba constantemente de riesgos de recaída y deflación, la economía logró registrar un crecimiento superior al potencial en el segundo semestre de 2010, gracias a la renovada confianza que inspiró una nueva ronda de expansión de la Reserva Federal. En particular, el consumo privado, que se había acelerado poco a poco a lo largo del año, cobró cierta velocidad a fines de 2010. Sin embargo, la recuperación no produjo una recuperación significativa en el mercado laboral, y la inflación subyacente disminuyó a los mínimos de mediados del siglo, en vista de los elevados niveles de capacidad ociosa.
Los indicios tentativos de una recuperación más fuerte y más autosostenible observados a fines de 2010 han estado seguidos de una serie de nuevos riesgos. En particular, si la escalada de los precios del petróleo se prolonga, la recuperación podría desacelerarse significativamente.
La política monetaria continuará apoyando el crecimiento durante gran parte de 2011. Las tasas de interés de política monetaria se encuentran en su límite inferior, y las compras de bonos por parte de la Reserva Federal crean un entorno acomodaticio en un contexto de desempleo elevado e inflación baja. Entre tanto, a diferencia de lo proyectado hace seis meses, ahora se estima que el déficit estructural fiscal federal aumentará 1¼% del PIB en 2011, tras la aprobación de un nuevo paquete de estímulo en diciembre de 2010, no obstante los recortes del gasto federal para el año fiscal 2011 aprobados recientemente (gráfico 1.3). El gobierno de Estados Unidos está comprometido a reducir el déficit fiscal federal registrado en 2010 a la mitad para 2013, un ajuste que ya está incluido en las proyecciones del personal técnico del FMI. Este compromiso representa un ajuste acumulativo de 5% del PIB del balance primario estructural del gobierno federal durante los ejercicios 2012–13.
La situación laboral y el mercado de la vivienda siguen actuando como obstáculos a la recuperación.
Pese a la caída reciente de las tasas de desempleo (desde un máximo de 10,1% a 8,8% en marzo de
2011), el desempleo a largo plazo continúa cerca de los niveles altos históricos y el coeficiente empleo/población apenas ha aumentado desde que el producto comenzó a recuperarse a mediados de 2009. Si bien la tendencia descendente de las solicitudes iniciales de seguro por desempleo observada desde comienzos de 2011 hace pensar que la situación mejorará, la expansión de la nómina apenas ha cobrado ímpetu. El débil crecimiento del empleo encuentra su paralelo en el aumento considerable de la productividad de la mano de obra y en la disminución del costo laboral unitario. El actual ritmo de creación de empleos tendría que acelerarse significativamente para producir un aumento sustancial de la proporción activa de la población. Sin un aumento marcado del empleo y del total agregado de horas trabajadas, el aumento del consumo que se observó en el cuarto trimestre de 2010 tiene poca probabilidades de perdurar, dado que los hogares y los bancos continúan saneando sus balances y que el crecimiento de los salarios sigue siendo débil.

El mercado inmobiliario—un factor crítico que obra en contra de una recuperación más rápida— continúa siendo frágil. La gran cantidad de casas en venta está frenando la construcción residencial. Los precios de la vivienda —un determinante clave del patrimonio neto y del consumo de los hogares— bajaron durante siete
meses seguidos hasta enero, y sus perspectivas están empañadas por el número considerable de hipotecas que están atrasadas en los pagos pero aún no han sido embargadas, las que están al día pero son muy
superiores al valor de la vivienda, o las que han sido modificadas pero tienen probabilidades de volver a atrasarse en los pagos. De hecho, los hogares se están desapalancando en gran medida porque han
dejado de pagar sus hipotecas (así como otras deudas), lo cual reduce los precios de la vivienda a través del impacto negativo que tienen los juicios hipotecarios sobre el precio de las viviendas vecinas. El círculo vicioso entre los precios bajos e inciertos de la vivienda, la vulnerabilidad de los balances de los hogares y los bancos, y el consumo privado es un factor importante detrás de la lenta recuperación en Estados Unidos.
En general, los riesgos para las perspectivas estadounidenses continúan inclinándose a la baja. El riesgo de deflación es menor que hace seis meses, en parte gracias a las medidas de políticas adoptadas, sobre todo la expansión monetaria extraordinaria. Entre tanto, las condiciones externas siguen planteando riesgos importantes. El reavivamiento de las tensiones financieras en la zona del euro podría complicar sustancialmente las condiciones financieras internacionales y debilitar la demanda mundial. Por otra parte, un alza importante de los precios del petróleo podría erosionar la confianza y debilitar el gasto de los consumidores. En el plano interno, los precios de la vivienda podrían bajar más de lo esperado, dada la abundancia de propiedades con problemas hipotecarios, y eso podría producir efectos negativos en los balances de los hogares y del sector financiero. Por otra parte, la solidez de los balances empresariales y la demanda reprimida de los bienes de consumo duraderos ofrecen posibilidades al alza.

¿Qué tipo de política se necesita?

La Reserva Federal continúa dando indicaciones de que las tasas de política. Los niveles elevados de capacidad ociosa en los mercados del trabajo y de la vivienda, la baja inflación subyacente y los persistentes riesgos a la baja requieren de una orientación macroeconómica acomodaticia. Al mismo tiempo, adquiere cada vez mayor urgencia la necesidad de implementar una estrategia creíble para estabilizar la deuda pública y luego reducirla.

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